CONFINAMIENTO: adaptarse o morir
- Warm Up
- 12 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Parecía que todo acababa cuando se declaró el Estado de alarma en España. Miles de personas se confinaban en su casa pensando en su futuro. Prácticamente todas las actividades se cerraban, pero en pleno siglo XXI y con el avance tecnológico la cosa no se iba a quedar así.
La epidemia alcanzó España y nos pilló desprevenidos. Parecía una partida ganada a favor del COVID-19, pero hubo jaque mate. Sin embargo, la epidemia no es el tema principal de este artículo, más bien la excusa para el mismo.
Llegaron las videollamadas, las clases online y las ganas de los profesores de seguir adelante. Hace dos meses nos hubiese parecido tan absurdo como imposible realizar una clase de ejercicio físico a través de Skype, hoy en día es lo habitual. La actitud es lo que importa.
Susana Mompó cambia la barra por la estantería, la música por su voz, el espejo por el ordenador. Se pone su mono, se viste para la ocasión, se recoge el pelo y ofrece la posibilidad a sus alumnos de seguir trabajando a través de una pantalla. Poder es querer, y ella quiere que sus alumnos sigan formándose. Quiere baile, quiere deporte, quiere seguir siendo profesora, y eso nadie se lo va a impedir. Es extraño, confuso, pero la capacidad que tiene el ser humano de adaptación supera con creces todos los límites que nos pueda poner la vida. Alumnas y profesoras sueñan con volver a verse, con el olor a sudor en las aulas que reclama el esfuerzo de su ejercicio. Quieren aprender viendo a su profesora a dos metros de ellas, pero se niegan a quedarse de brazos cruzados.
Las clases virtuales se han extendido con gran rapidez en el país. Una experiencia nueva. Realizar actividad física guiada por un profesional a través de una pantalla de ordenador es curioso, pero también divertido. Susana es la capitana del equipo, y como toda capitana necesita su tropa, que esté contra viento y marea sin importar nada. Y la capitana tuvo esa suerte. Ella marca el ejercicio, con una posición clave para que la cámara de su ordenador sean los nuevos ojos de sus alumnas. Al lado tiene una fotografía de sus padres y muchos libros. Y frente a ella una ventana con vistas a una calle solitaria. No hay nadie. Nadie presencialmente, porque virtualmente tiene unos veinte ojos que le acompañan durante una hora en su clase de ballet. Hay feedback, las alumnas empiezan con pliés y relevés, Susana se acerca para supervisar que lo están haciendo bien. No escucha el crujir de las rodillas de sus alumnas, tampoco se escucha música, pero en ese silencio mientras se realiza la clase se puede interpretar una cosa: las ganas. Y ese, es el mejor resultado.
Todas han conseguido superar esa rigidez de la pantalla. Y aunque están de acuerdo en que no se puede sustituir a la clase habitual, ahí están todas sin faltar a su cita. Hay que dar gracias a la tecnología que nos brinda la oportunidad de hacer ejercicio en grupo.
Y ahí está la clave, la unión entre personas. En tiempos de pandemia, momentos de sociabilización. Tan contradictorio como necesario. Será a través de pantallas pero será, y eso es lo importante. Es una nueva forma de sociabilizarnos que hace años parecía impensable.
La clase virtual tiene el tú a tú aunque sea a través de un ordenador. Es muy ilustrativo como cambia absolutamente de perspectiva la manera de hablar y de corregir estando físicamente o de manera virtual. Pero lo importante es que estás en clase, una clase que ahora tiene un tamaño de 20 pulgadas. Al principio parece todo muy rígido, pero con el tiempo no lo veremos tan raro, incluso quedará como anécdota cuando llegue el fin de curso y todos reciban su diploma.
Es importante valorar a los profesionales que lo hacen, y además hay que quitarse el sombrero, potenciar su labor y aplaudir la iniciativa.
Me dice mi madre a menudo que de las cosas negativas siempre se aprende algo positivo, y que todo esto nos va a hacer mejores personas. “Las cosas pasan por algo” he dicho yo toda mi vida, y no sé l motivo de esta situación, pero lo que si sé, es que nos ha unido a todos.
Lo que sé es que el deporte es imparable y que ha ganado la partida.
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