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Actividad física en la tercera edad

La famosa frase de Aristóteles: “En el movimiento está la vida y en la actividad reside la felicidad”, deberíamos tenerla siempre presente en nuestra existencia.

Todos tenemos claro que con el paso del tiempo, nuestro ritmo de vida cambia, nuestra vitalidad no es la misma y no podemos movernos con la misma agilidad ni con la misma rapidez que lo hacíamos antes. Pero esto no significa que haya que detenerse, acomodarse en un sofá o simplemente decir “eso no puedo hacerlo”.

Si de verdad, querer es poder, aunque las limitaciones aumenten como lo hacen los años, habrá que poner remedio y ganas de seguir adelante.

Envejecer sí, pero de forma saludable y mejorando la calidad de vida. Para ello será importante mantenerse en forma, realizar ejercicios físicos acordes a las limitaciones que cada uno pueda tener, adaptados al paso del tiempo y a la condición física de cada uno. De esta manera será más fácil afrontar esta etapa de la vida con mayor optimismo.

Hay que ser capaz de realizar actividades físicas con ejercicios gratificantes, reconfortantes y placenteros, para conseguir en la vida cotidiana que la práctica regular de estos, se convierta en el eje diario de vida.

No se trata de correr la maratón, hacer triatlón o carreras de saltos, hablamos simplemente de prácticas que eviten perder la actividad física, tales como gimnasia de mantenimiento, natación o simplemente caminar.

Actividades que permitan envejecer de forma saludable y mejorar la calidad de vida, ejercicios que produzcan efectos beneficiosos no solo a nivel físico, también a nivel mental y que protejan frente a determinadas enfermedades que se asocian a la edad.

En concreto, se pretende aumentar la calidad de vida contrarrestando las dolencias propias de edades maduras y mantener las capacidades funcionales de los mayores, estimulando aspectos emocionales, sociales y psicológicos.

Conseguir que mantengan su movilidad el mayor tiempo posible y que la preserven será beneficioso para ellos y les hará mantenerse más activos, con mayor coordinación y con un estado anímico mejor, aumentando su autoestima y alargando en el tiempo su autonomía.

A nuestros mayores no les educaron con la importancia del ejercicio físico y la mayoría de ellos, no realizaron nunca este tipo de actividades, no estuvieron motivados ni entrenados para su realización. No obstante, con toda la información que hoy en día tenemos a través de la televisión, radio, redes sociales, saben la importancia de la realización de actividades físicas y se preocupan de las consecuencias del envejecimiento, por lo que, en la mayoría de los casos toman conciencia de ello y se ponen manos a la obra porque la inactividad y el sedentarismo son malas compañeras para la salud y disfrutar de un nivel funcional satisfactorio es esencial.


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