El rescate del fútbol amateur
- Warm Up
- 9 may 2020
- 2 Min. de lectura

Hoy, ese fútbol conocido y tan mercantilizado, tan brillante y tan opaco o tan deseado como desafecto, orienta su subsistencia a la dependencia de agentes externos como los ingresos provenientes de la televisión, elevadas transacciones o del “merchandising”, antes que de la lógica de los ingresos ordinarios que proporcionan su determinada masa social, capacidad de gestión de sus dirigentes y su mayor o menor éxito deportivo. Esto tiene su origen en los incontrolados endeudamientos de los clubes, cambiante y mayoritaria forma de cubrir los tiempos de ocio y de recreo de la sociedad que demanda este deporte y como consecuencia, el aprovechamiento de la oportunidad por parte de las grandes cadenas de los medios de comunicación o de prestigiosos profesionales del marketing en ocasiones de dudoso resultado.
Haría bien el fútbol profesional de volver de vez en cuando la vista atrás, de entenderlo y vivirlo como se entendía y vivía hace ya bastantes años, donde el club, sus futbolistas, sus directivos o sus instalaciones eran sentidos como propios, así como sus éxitos o fracasos. Comprendemos la dificultad emanada de los enormes compromisos generalmente económicos por la deriva del “sector”, pero al menos y en su necesaria “parcela” emocional no lo tiene tan complicado. Bastaría un acercamiento a ese fútbol de barrio, de pueblo, de barro, de frío y de cercanía, como es el amateur, tan practicado, añorado y seguido.
Para el amante de este deporte, el fútbol amateur es un soplo de aire fresco en contraposición a la concepción de negocio del otro fútbol, el vigente. Partamos que el amateurismo, se encuentra sujeto a la generalmente modesta aportación privada o consistorial. O lo que es lo mismo, la subsistencia de cada club depende del esfuerzo económico de determinadas personas o de una pequeñísima parte de los tributos de una población. Aportación y esfuerzo que van de la mano de una encomiable dedicación y amor al club, a este deporte o a su localidad.
Vicente Zamora, Presidente del Club Deportivo base La Eliana, explica la gestión del club de fútbol amateur:
El vestuario es el santuario de los jugadores, el lugar donde se hace equipo y esto es imprescindible para que las cosas funcionen. Motivación, exigencia y equipo pide el club y vitalidad, entrega y compromiso es la respuesta de los jugadores.
Y ¿quién ejerce el “amateurismo” en el ámbito deportivo? El futbolista primero es un amante de este deporte. Luego es sacrificado y generoso en el esfuerzo. Lo practica porque es un buen jugador consciente que le faltó el “muy” para ser parte de los incluidos en el primer párrafo. No cuenta con retribución o en contadas ocasiones ésta es simbólica. Pero sin embargo, es un deportista feliz de entrenar, de competir, de aprender, de enseñar, de compartir o de autoexigirse.
El valor de la humildad en todos aquellos que componen el deporte amateur, practicantes y responsables, es perfectamente reconocible. En ocasiones, resultaría muy recomendable su conversión en espejo para lección y conducta del otro fútbol, el poderoso.
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